lunes, 29 de noviembre de 2010

Un dia en Invierno



La nieve caía sobre la gran ciudad, aun nadie lo sabia pero aquellos pequeños e insignificantes copos escribían en el suelo una historia jamás escuchada, de otro tiempo, muy lejos de aquí, en un tiempo donde los caballeros se batían en duelo, donde la honradez y el honor se discutían a golpe de espada, un joven de tan solo 15 años miraba por su ventana, la cual daba a un pequeño patio, hay los caballeros entrenaban en monturas artificiales, desenfundaban sus espadas gloriosas y envestían al heno como al más ferviente enemigo, sin darle tregua, las risas, la lucha, el golpe de espadas, el salto de chispas, la sana rivalidad en definitiva se mezclaba con un sentimiento de heroicidad y romance, aquel invierno comenzaría su instrucción, pero más que por la batalla, el lo deseaba por una pequeña obsesión, de tan solo 1 año menor que él. Había leído que los caballeros eran gente honrosa, y fuerte, él deseaba ser así, defender a su reina, pero en cierto modo le deprimía saber que no podría, pues los había mejores, mas fuertes y aguerridos, y de mejor posición social, el al fin y al cabo solo era un campesino, soñaba con ser rey con pedir su mano, pero eran solo sueños, aquel invierno comenzó a instruirse, la armadura le quedaba grande, la malla ridícula y su espada se mello al poco del mal trato que le sometía por mucho entrenar, un día la nieve comenzó a caer, la noche se cernía sobre el pero no le importaba, el frio era lo de menos, tenía un objetivo, y no desfallecería, lucho y así paso un ciclo entero, un nuevo invierno, la nieve caía copiosa de nuevo, y desde la ventana una joven miraba al jovencísimo caballero, que blandía su espada, en tan solo un año había aprendido a luchar y a combatir como un héroe de libro, a pesar de que no encontraba alivio para su desasosiego, sus dudas se hacían más fuertes, un día la vio, caminaba del brazo de un joven, era compañero suyo, y lo dio todo por perdido, entreno mas con más fuerza, venerando cada sablazo por ella, cada golpe que encajaba y cada pelele de heno que acuchillaba le hacía ser más fuerte, pero la rabia contenida le hacía desgarrar en sueños su alma, un día una sombra se presento ante él y le dijo con voz profunda – Killian, dame tu alma, y te are el más poderoso caballero, te inundare de riquezas y te daré un reino, luego robare el corazón de la chica que amas y te lo daré, ella será tuya para siempre, para placer- Killian miro a la sombra tentado, tanto tiempo, tanto desgarro habían sido escuchados, aquella sombra le ofrecía fácilmente lo que había deseado, a su princesa, a su reina, a su diosa… de que importaba su alma si no podía tenerla en vida… aquella presencia le miro y hablo de nuevo –Te daré 3 días, a los 3 días volveré y te reclamare el trato, si decides no darme tu alma y no tenerla, te arrepentirás créeme – y desapareció de la nada.
Al día siguiente Killian corrió al mercado, su traje de hojalata chascaba por todo el camino, pero era urgente, hay la vio y preparo una estrategia, quería conocerla, hablar con ella, y así lo hizo, se acerco a la hija del instructor y la sonrió, ella la reconoció al instante, y pasaron toda la mañana hablando, él la acompaño a casa, era tal como esperaba un ángel, su piel pálida parecía nieve suave depositada con cuidado sobre una plancha tersa, su pelo rojizo como el cobre ondulado era como el fino hilo suave de la bandera de su nación, sus modales eran correctos, y su voz… salía de entre sus suaves labios de tal forma que llegaba amortiguada a tus oídos dando una inspiración a su corazón, pero en ese mismo instante se dio cuenta… ella no era para él, ni en un millón de años, solo cavia una posibilidad, su alma, en definitiva, ¿que más le importaba condenarse, arder entre las llamas si no era amado por ella? Al día siguiente el volvió al mercado tras el entrenamiento y la ayudo a hacer la compra, hablaron de las cosas, de los problemas mundanos, cada día que pasaba se enamoraba mas, deseaba mas estar con ella, pero el sabía que no era para él, camino con calma y cada día deseaba que acabase tras verla para empezar un nuevo al lado, volvió al mercado, y como cada tarde tras el entrenamiento la acompaño, pero esta vez no fueron a su casa, sino a otra un poco más alejada, un joven apuesto de mentón marcado salió y esta corrió a abrazarlo, a pesar del tumulto se pudo escuchar como un cristal se partía en algún sitio, el tomo aire y aliento y apretó sus mandíbulas, no podía mostrarse débil ya savia que era pasar tiempo al lado de ella y miro a la feliz pareja, se despidió y volvió caminando, cuando vio que se había alejado corrió hasta el rio seco, y se dice que sus lagrimas volvieron a encauzar aquella noche las aguas, pues la lluvia que caía solo reflejaba el dolor que tenía en su interior, y que no podía sentirse más desdichado, había sufrido tanto que un ángel le había arrebatado todo… esa misma noche la sombra volvió y se sentó al lado de el joven Killian, su mano huesuda y cálida acaricio la nuca del joven, con una voz profunda dijo – Killian… así funciona los sentimientos mortales, dios juega con nosotros, ¿No eres más digno tu de ella? Dame tu alma y podrás deleitarte, dame tu alma y ven con migo y ella será tuya… no te podrá negar y negara a todo que no seas tú – Killian le miro, el había comprendido que era el amor, y que era el dolor, tan junto y tan pegado que dolía como un raspón en una rodilla, mas aun si cabe, tomo aire y limpio sus lagrimas y con debilidad negó, ¿Pues quien era él para dar algo que ya no le pertenecía? Y aun mas ¿Quién era el para coger a quien ama y atraerla por la fuerza? Se negó en rotundo y la sombra se enfureció, se levanto y se señalo con aquel huesudo dedo gritando con una voz tan chirriante que hizo que los truenos divinos rompieran en protesta en el cielo - ¡PUES JAMAS VOLVERAS A SABER LO QUE ES SU AMOR, PUES ELLA JAMAS TE AMARA A TI! – y desapareció, Killian miro la luz encendida calles mas allá, era la casa del joven que visito aquella misma tarde, y comprendió que si de verdad amas hasta el punto de morir no as de temer a eso, pues dejar que quien amas sea feliz es la mayor muestra de amor que jamás puedas regalar, dar tu corazón sin esperar otro a cambio y darle tu alma a alguien sin esperar a que la cuide y decida darte la suya no es algo de desprecio.
La nieve volvió a caer aquella noche, al día siguiente las hadas habían regalado aquel manto blanco, los caballeros habían recibido una carta, el reino de Malkavia había decidido invadir, y se habían movilizado hacia días, el ataque arrasaría la capital, y todos fueron a formar, en el horizonte las banderas verdes con el águila imperial dorada buscaba el desaliento de los caballeros de aquel reino, pero uno no temía a morir, deseaba aquello como la más preciada cosa, y su espada nueva y afilada mataría enemigos por su princesa, a pesar de que su sangre sea derramada, no podía dejar que entraran.
Las fechas surcaron el cielo, y mataron a la primera ofensiva, e hirieron a los mas diestros, el estaba colocado justo al lado del amor de su amada, deseaba que este muriese en la contienda, que así al fin el poder tener una oportunidad, y así paso, la lucha comenzó a cobrarse víctimas, pero Killian luchaba intensamente, casi suicida, corría, rozaba las picas y acuchillaba como el más loco de los asesinos, cuando acabo con su enemigo miro a su compañero de regimiento, se enfrentaba a un caballero diestro, ágil y fornido, el lo tenía casi, lo había desarmado y reía regocijándose, la espada de aquel caballero retrocedió, dispuesta a ensartar al joven enamorado, y sin pensárselo dos veces Killian corrió y se interpuso, el sable frio atravesó las carnes y la sangre de Killian salpico al caballero desarmado y agotado, Killian abrió los ojos mucho y escupió sangre, noto como su corazón latía lentamente, el filo de la espada ensangrentada era frio, y el caballero de Malkavia le miro extrañado, que clase de locos moraban en ese reino que dispuestos estaban a dar su vida por un pobre enamorado, un compañero de regimiento, pero triunfador en esa batalla… el caballero se dispuso a arrojar a un lado el cuerpo casi inerte del joven Killian, pero mientras la espada rasgaba las tripas del joven guerrero el clavo en el pecho de hojalata su espada mellada, tan profundo que el caballero enemigo entendió que se sentía al romperse su corazón, morir en vida, y lentamente Killian se sumergió en los mares oscuros, sus ojos quedaron sin vida, parecía que un ángel le había ayudado a llevar a cabo su despedida final, su regalo a la pareja, y mientras el frio se apoderaba de el moribundo, escuchaba como los Malkavianos huían y como las cálidas manos de el joven le sostenían, el joven le miraba asombrado, y una lagrima recorrió la mejilla de Killian, de sus labios salió un débil pero claro “Cuídala” antes de que su vida se exhalara desapareciendo, nadie sabe qué fue de él, unos creen que fue al cielo, otros que al final vendió su alma porque ella fuese feliz y cumplió la pena en el infierno y otros simplemente creen que es un cuento, pero un día de invierno mirad por la ventana a la nieve caer y pensar si en realidad estaríais dispuestos a eso, o simplemente, si hay alguien que ame tanto que no le importe morir, pues vivir en un mundo donde la persona que ama no es feliz ¿Qué mundo es ese para él? Killian dio su vida por verla feliz, era un simple guerrero. Cada uno decide como vivir su vida, hazlo de la forma en que al morir te sientas bien por tus actos cometidos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Sueños de Libertad



Hace mucho tiempo, cuando los edificios rascaban los cielos, cuando el mundo se había convertido en una forma de permanencia y no de vida, donde se sobrevivía y la vida se conseguía y no se obtenía, donde el tiempo golpeaba cada latido como un mazo, y los cocodrilos tenían también derecho a llorar por motivos, el mundo era esclavo de su propio dolor y angustia, eran prisioneros en celdas abiertas, los lideres aborregaron a sus naciones, les hicieron creerse libres para ser esclavizados, les hicieron lamer la miel de la democracia, para demostrarles la dictadura del voto, y niños no me malinterpretéis no quiero decir con esto que votar no sea necesario, ni mucho menos, solo que cada cual es esclavo de sus palabras y dueño de su destino, pero el mundo no es de uno solo, y cada acción tiene una consecuencia y cada movimiento de ala que hace una mariposa en Japón desencadena una tempestad en New York, cada lagrima de una dulce princesa es una tempestuosa tormenta, sucede pues que en aquel reino, de enormes montañas habitadas, y carromatos potentes, existía un hombre, distinto y a la vez igual, creyente y a la vez ateo, temeroso de la ira de dios y a la vez desafiante de su religión, su nombre era Paulesku Karpov, era un antiguo héroe de guerra, había vivido la crisis de los misiles de cuba y la rebelión de las naciones mundiales, comunista acérrimo detestaba el comunismo actual, la ignorancia, los lideres falsos y el capitalismo, muchos se proclamaban de izquierdas, de derechas, niñatos estúpidos, ¿Cómo pueden proclamar como suya una bandera que no sienten? No pueden sentir una bandera que no han sangrado, que no han envuelto a su hermano muerto sacándolo de bajo de la nieve tiroteado por fuego fascista, Stalingrad, era el infierno, nuestro camarada Stalin nos mando hay, a luchar por la madre patria, los fascistas disparaban a los valientes, los camaradas a los cobardes desertores, recordé un libro que había leído, de un famoso novelista ingles en ese momento “Incluso en la oscuridad se veía luz, como la que siempre hay sobre la nieve; y parecía que las ráfagas de nieve y las candelas de niebla adoptaban forma de mujeres con largos vestidos flotantes” la nieve se arremolinaba y la luz de las metralletas de ambos sentidos brillaban, y fuertemente mataban a mis hermanos camaradas, el fuego fascista, como ángeles de entre la bruma de las explosiones salían llevándose las almas de mis hermanos, me arrodille, un joven agonizaba al lado de un viejo ciprés acribillado por las balas, su pechera entreabierta mostraba una tela roja, manchada de sangre roja, sangre rusa, sangre comunista. Mi mano temerosa acaricio su pechera y el aferro mi mano con fuerza, me miro con sus ojos azules, lo reconocí, su nombre era Iván Raznov, solía jugar con mi hermana pequeña hacia tiempo atrás, en mi aldea de los Urales. Saque con lentitud la roja bandera ensangrentada, era una bandera de la antigua unión soviética, una bandera roja con la oz y el martillo, y la estrella dorada, mis lagrimas cayeron por mis mejillas, si, los soldados, los rusos, los comunistas duros y fuertes, también lloramos, no espere ni un instante, recogí una rama del suelo y la ate la bandera, la agite con todas mis fuerzas y grite “LIBERTAD”… Mis desfallecidos camaradas, resignados a morir vieron su bandera, no luchaban por Stalin, y no luchaban por el comunismo, sino por su madre, por su padre, sus hermanos y hermanas, sus hijos, su esposa y novia, su vecino, su abuelo… en definitiva por la camaradería, por el compañerismo, por la igualdad de clases… eso es lo que era el comunismo, el común de todos en una sola idea, en una sola bala, como unos siameses, si cae uno caerán todos, y de repente sentí el enorme peso e la bandera en mis manos, me la atavié bien en mi espalda y mate fascistas, aquella noche cenamos alubias, y patatas cocidas, el frio era intenso, pero las fotos, los recuerdos y las historias nos calentaban… la camaradería… las lagrimas de todos enterrando en la nieve a nuestros camaradas caídos.

Ahora con mis 85 años espero mi fin en esta habitación, me apresaron por ser quien soy, por darles mi vida y por quien fui, durante la guerra fría me metieron en Vorkuta, una prisión para los enemigos del comunismo, que vergüenza, yo quien murió, quien perdió su vida por la bandera que aun venero y amo el comunismo, encerrado como enemigo, olvidado encerrado… hay todos somos hermanos, hay conocí a Mijaíl Raznova, era un gran hombre, recuerdo que lo conocí en Berlín, cuando la toma, tras eso no supe más de él, fue un verdadero héroe, pero Stalin no quería Héroes, sino ser el héroe, los soldados reciben las balas, los generales las medallas, y los lideres la gloria, recuerdo que cuando me sacaron de mi casa mi amada esposa me miro y lloro… me habían traicionado, necesitaban pagar, escape de Vorkuta y me escape a Estados Unidos, el capitalismo prometido era basura, nadie se preocupaba… en realidad… ya no estoy en Nueva York, pequeños, os cuento esto desde una celda en el norte de Moscú, mis días llegan a su fin. Cuando leas esto yo ya estaré muerto, me ejecutaran en 20 horas, hoy el 23 de Diciembre de 2000 mis viejos, cansados y desgastados huesos tomaran polvo.

Paulesku Karpov.

lunes, 8 de marzo de 2010

Adrenalina



Es increíble como sin saber como un día normal acabas conduciendo a 250 km/h por la gran ciudad con la pasma pisándote los talones, escuchando las balas silbar cerca de tu cabeza estallando tus lunas traseras y delanteras, con un cadáver en tu coche y un muerto conduciendo sin remedio, en ningún otro momento ves claramente tu muerte y sorprendentemente no te importa lo mas mínimo, eso me sucedió a mí, como un día normal esa noche me acosté a eso de la 1:00 de la mañana, el sueño ya acariciaba mis parpados como un hipnotizador hace que sus víctimas se duerman, así que decidí irme a la cama, tras acostarme y cerrar mis ojos una sucesión de sueños llegaron colapsando mi mente, antes de poder evaluar, el despertador sonó y me desperece como era costumbre el magnífico sonido estéreo de la radio despertador sonaba con el popular “Won't Go Home Without”, el frio suelo de madera congelaba mis ideas y las apartaba de mi cabeza, pero cuando la calefacción lo calentó y la ducha descongelo mi cerebro volvieron… hacia 2 días por la emoción del partido no fui consecuente con mis palabras de aceptación repentina, y ahora que la veía con otro en mi mente mi sangre hervía y mi corazón se colapsaba, Carol era mi ex novia, o novia o no sabía bien qué, pero ella me había pedido un tiempo, algo que le dije que sí y que sería consecuente, pero a medida que mis miedos se sumaban ella se grababa mas a fuego en mi mente y corazón, cuando esa mañana me metí en el atasco tras prepararme y conducir hasta el trabajo, me detuve delante de un puesto de donuts y compre uno, volví corriendo y conduje comiendo mi donuts hasta mi oficina en el centro, tras revisar mi correo y cerciorarme de el estado de Carol, no había segundos ni terceros, al no ser que lo ocultara, seguí trabajando, tras rellenar los impresos para enviar un pedido al norte del país decidí tomarme un respiro, un café, sin saber que en mi coche en ese mismo instante estaban metiendo el cuerpo de Daimon Travish, hasta ese momento un muerto cualquiera, pero que se convertiría en mi muerto sin que yo me enterase, ¿conocéis la expresión cargar con el muerto de otro? Ahora sé de donde viene, aquellos hijos de puta me habían jodido bien, cuando el reloj marco las 17:30 salí del trabajo con intención de ir a hablar con Carol, pero me jedarían a base de bien, como a un vietnamita del vietcom en manos estadounidenses, querían cargar el muerto, literalmente a alguien, jodida policía corrupta, un tío me pidió que abriera el maletero cuando salía, lo abrí y mire que había dentro, ese hijo de perra, un poli muerto, con 40 puñaladas, y el arma homicida desaparecida, no me entenderían, los polis me dijeron que estuviera hay mientras cogían las esposas, pero… improvise, UNA POLLA me quedaría a esperar a que me jugaran por algo que no hice, cerré el maletero y arranque, pise a fondo, hasta entonces no savia que desencadenaría, un millar de coches patrullas y helicópteros comenzaron a seguirme, un marrón en toda regla, era sencillo, poli muerto, seguro que también habría.
Abrí la guantera de mi coche y hay estaba una Gold Eagle y un cuchillo, que por puta mierda había tocado, ya savia que estaba muerto, y sin saber cómo me encontré conduciendo a 250km/h por la gran ciudad, esquivando coches y perdonando vidas con mi maquina asesina, cogí el teléfono y marque, cuando dio tono dije – ¿Carol?... – ella contesto y dijo -¿sí?- era tan preciosa, decidí decírselo, savia que ese coche seria mi tumba- Carol… soy yo… Mike… el otro día no fui consciente… hoy quería decírtelo… pedirte que no me dejaras… que aria lo que fuese… pero ya es tarde… hoy será mi muerte, me han intentado incriminar… solo llamaba para que lo supieras… te amo… siempre te amare… y nunca dejare de hacerlo… adiós…- antes de que ella dijese nada, con tan solo escuchar su llanto colgué y lance el teléfono al rio profundo que cruzaba la ciudad de lado a lado, pase rozando a un todoterreno, una bala impacto contra el salpicadero, cada vez se acercaban mas, en este punto pedí perdón por todo el mal que había hecho, tras rozar al deportivo mi coche se desestabilizo, el tiro a la rueda hizo el resto, Salí despedido, con el coche dando vueltas en el aire, el primer golpe contra una farola me hizo girar sin control como un helicóptero y comenzar a caer como una piedra hasta el suelo cayendo por el barranco, los cristales cortaban mi piel y la sangre me nublaba la vista, me salve milagrosamente de esa caída, sentía el fuego abrasarme las piernas y el olor a gasolina y aceite de motor, mientras estaba boca abajo, de repente, escuche un pitido, savia que no me salvaría ni superman, ni tampoco lo desee estaba sobre el tren, conté hacia atrás suavemente, 4, 3, 2, 1… 0.

jueves, 12 de noviembre de 2009

La venganza del lobo




La vida es efímera en la mayoría de las veces, aun que no os dejéis engañar, mi rostro es la viva imagen de la permanencia, algunos creerán que las historias de vampiros y hombres lobos son historias de niños, los libros actuales les han vuelto ridículos, débiles, sentimentales y lo peor de todo… mortales, yo antes era así, era debilucho y humano pero comencemos por el principio.
Todo comenzó hace ya 40 años, yo vivía los alocados 60s, disfrutaba de las fiestas que la noche de New York me brindaba y mis 20 salvajes años de drogas, alcohol y peleas, mezclado con “rock & roll”, clubes nocturnos y carreras de bólidos eran mi única vida, por entonces salía con una preciosa rubia de curvas perfectas llamada Marie, es increíble como tu vida puede cambiar en tan solo cuestión de segundos, ella había quedado embarazada, y aquel loco mundo había quedado resignado a los fines de semana, tuve que trabajar y los 500 dólares de las carreras no llegaban para casi nada, el alquiler del piso se lo comía casi al 60%, ella trabajaba jueves y viernes en un pequeño sitio de cajera, no me gustaba nada, pero no podía quejarme, ella era tan hermosa. Ahora debe tener 70 años, los mismos que yo debería tener, en vez de 20 eternos y pesados años.
Volviendo a donde lo deje en su momento, caminaba sin problemas por las calles de New York, cerca del Harlem, ¿habéis escuchado eso de que en New York nadie es forastero y que hay toda clase de personas? Pues sí, toda clase de personas se ajusta a la perfección si aparte de eso le añadimos, criaturas. La luna llena brillaba en el cielo, pero no os equivoquéis me ataco saliendo de las sombras, sino lo más increíble, un tipo se me acerco y os puedo jurar que si no me llega a pasar lo siguiente, no sabría hoy en día que era él. Me pidió la hora y cuando remangue mi manga para decírsela, él se abalanzo sobre mí, mire a tiempo de ver sus manos en mis brazos, y eso era tan real como que el agua cae de arriba abajo, su boca como la de una serpiente se desencajo abriéndose mucho, sus huesos maxilofaciales se endurecieron y sus colmillos crecieron descomunalmente, me clavó los dientes en el cuello, y si algo puedo estar seguro que ese mordisco no fue, ni excitante, ni placentero, ni siquiera agradable, lo que sí que fue, es doloroso, como si mil clavos ardiendo se pasaran por mi cuello abriendo mi piel desgarrando mi musculo, rompiendo mi clavícula. Mire su cuello, su estampa de plata, supuse que podría pararle, le pegue con fuerza al pecho a esa estampita, pero nada, ni se inmuto ni ningún efecto especial, aquella trabada en mi cuello me estaba matando, la forma en la que tiraba para desgarrarme el musculo era más que inhumana, savia que me desangraría, así que comencé a gritar, y de repente ceso, mire a lo lejos, un coche de policía, salvado, eso mismo creí, pero fue peor, note como mis piernas se tambaleaban y caí al suelo, en el callejón, lo que provoco que la policía no me viera al pasar y me tire toda aquella noche desangrándome, o eso debería haber pasado, pero a diferencia de los vampiros, no hace falta intercambiar sangre, simplemente los licántropos devoran por lo que no queda portador de virus, en cambio yo aun seguía vivo, la herida se cerro y mi sangre poco a poco se restauro, algo fallaba y debía hacer algo, lo primero ir a ver a mi preciosa Marie.
Mire por la ventana, mi adorada Marie hablaba con Rick mi mejor amigo, ella lloraba, temía por mi vida, y eso era verdad, vi como Rick la miraba de forma poco cómoda, sentía sus intenciones de alguna forma, aun que a estas alturas esta sensación ya no me extrañaba, pues había venido saltando de tejado en tejado y ahora mismo estaba enganchado de la fachada del callejón a donde daba la ventana de la cocina. Pero cuando quise actuar, me fue imposible, ¿Qué la diría? ¿Qué soy un licántropo? ¿Qué anoche tenía que haber muerto pero sigo vivo? No podía soportarlo, camine sin saber que hacer. Me tape con mi capucha y el día reflejaba mis sentimientos, llovía, llovía con tanta fuerza que hasta las transitadas calles de New York se paralizaron, pero no el agobiante tráfico, que ya en los 60, que aun no era tan espeso como hoy en día. Me sentía morir dentro, mi corazón desquebrajar y mi imaginación me jugaba malas pasadas, Rick no era mi amigo, sino una asquerosa víbora que quería aprovecharse de una noche que desaparecí, esa idea me hizo recordar algo, algo que le dije, mi mente busco un archivo, mi coche, un Mustang precioso, con el motor trucado, le mire a los ojos, sabía que aquel tío intentaría echarme, y le dije, que si moría por la colisión a 200 km/h que el viviera por mí, que él la cuidara por mí, a ella y a mi hijo, el dijo que sí, pero debió perderse en el camino, el malinterpreto lo que decía, al parecer, o ya planeaba algo así, daba lo mismo, no podía soportar verle pasear con ella, así que me fui, hui, corrí y cogí el primer tren largándome a Toronto.
Hasta hoy que he vuelto a New York, la de las luces, la de las furcias con los chulos y la de conductores alocados con drogas de diseño, todos tenían una 9 mm en el bolsillo trasero del pantalón y los súper héroes descansaban en los comics, no necesitaba más que unos minutos, hora de dejar mi humanidad atrás y dejarla marchar, pues Marie estaba a punto de morir, y no solo ella, era hora de despedirme de mi gran amigo y maltratador Rick, el hijo de la gran puta que la pego hasta que perdió a mi vástago, y la violo hasta que tuvo uno suyo, pues no cortare solamente el árbol, sino también aquello que el árbol a dejado caer, el rock ya no sonaba en aquellas calles, el Hip Hop sonaba en cada rincón de la viviente ciudad, y como el día triste que decidí escapar hoy el cielo lloraba de la misma forma que hace ya 40 años. Mis ojos se centraron en el hospital y pregunte convencido, subí y allí la vi, demacrada por los años, pero mi corazón latió como la primera vez, ella sintió morir al ver a un fantasma acercarse, mi movimiento era lento, sentía todo a mi alrededor, el débil corazón de Marie acelerarse y sus labios despegarse pronunciando música “David” me frene ante ella y la acaricie el rostro recogiendo su lagrima con mi dedo, la bese en la frente y la conté todo y mis planes, ella me dijo después “ya puedo hundirme en la muerte en paz deseosa de despertar de esta pesadilla, con la esperanza de que dios nos guarde a los dos” a pesar de que ambos sabíamos de que eso tardaría en llegar y no iríamos al mismo lugar, mis ojos rojos y amarillos la miraron por última vez, salí con calma de allí y detecte a Rick fumando un cigarro, me encantaba el olor a “Malboro” por la mañana. Jamás olvidaría a tal despreciable animal, el me vio y su corazón se detuvo, su rostro palideció y como hipnotizado retrocedió lentamente a la oscuridad, le demostraría el rostro del miedo. Mis colmillos crecieron y el sintió como las palabras le atragantaban, sin pensarlo le comencé a rajar la piel y la ropa, dejando sus tripas desparramadas, rajando su cuerpo dejando sus entrañas inmerecidas por el suelo, devorándole, apropiándome de su vida, de su alma y de su oscuro secreto, tras eso todo fue sencillo. El hijo le encontró y el mismo síntoma sucedió.
Mi venganza llego tras 40 años, 40 años de inhumanidad con humanidad, mi vida, mi nombre, mi cuerpo queda atrás, como la ciudad que ahora vuelvo a dejar atrás bajo la lluvia, que me despidió, en el mismo tren, hacia mi nueva pradera de caza, a asesinar como un animal, a alimentarme como un animal, a camuflarme como un depredador, pues nunca sabrás que clase de persona puede pedirte la hora.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Caballero Templario




Día a día nos resignamos a mirar tras a ventana vidriosa sin detenernos siquiera a pensar en la gente que pasa por delante de ella, mientras el agua cae, mientras las gotas de lluvia estallan en el suelo, mientras el día gris nubla la intelectualidad de la gente, corren sin fijarse con quien cruza, sin cerciorarse donde pisan, y al lado de que pasan, es bueno para deshacerse de las, como decirlo, infortunios que se cruzan en el camino de una persona, todo comenzó hace 10 años, comenzaremos con las presentaciones, mi nombre es Yosef Connor, el sol es algo que descarto entre mis preferencias, no, no soy un vampiro ni ninguna cosa así, solo que prefiero las sombras, ocultarme de la gente, y especialmente, me encanta las noches, es cuando tu verdadero rostro puede salir a pulular sin problemas alguno, pero ahora mismo volvamos a lo que interesa era un día lluvioso y nublado como cualquier otro en las calles de Edimburgo, hoy miles de forofos del Celtic y del Ranger se enfrentan, pero las cosas son distintas a como las pintan, me acerque a donde sabia que el aparecería, camine calmadamente y cogí mi coche conduciendo con calma, hacia 10 años que no sabía nada de él, aun que crean que es mentira o son cosas imposibles los templarios no desaparecimos, solo nos desperdigamos tras la caza que el rey de Francia comenzó contra nosotros, pero hace 10 años le encontré, el se encontraba sentado en una terraza disfrutando del sol que proporciona muy de vez en cuando mi amada Escocia, Charin de Quebec el gran señor actual de la única rama organizada templaría, pero su mente se había desviado del rumbo cierto de las cosas, perdió su fe y ahora lo paga con el resto de la gente, el deseo propio de poder y de requerir el santo grial para si y sus perversas intenciones, su enorme empresa, nombre que omitiré claro está, desea con un único objetivo el grial, lo requiere para encontrar la paz, pero no una paz noble, sino una paz en la que todos obedezcamos como borregos, sin poder resistir sin poder luchar, sin oportunidad ni emociones, solamente con un fin, obedecerle a él, y sabia donde estaría, pues yo había sido su contacto sin que el supiera, y la espada de mi antepasado Francique de LeBerau serviría como mazo sentencia torio en este juicio en el que dios será juez, abogado y verdugo, pues el guiara mi espada y detendré sus malvados planes, había sido poco inteligente, pero era necesario, la plaza estaba atestada de Hooligans y de otras gentes, en cuanto le vi mi gabardina empapada se escurrió, el me vio, y desenfundo su espada, de mango dorado y hoja brillante, en un abrir y cerrar de ojos nuestras dos hojas chocaban con tremenda fuerza saltando chispas.
La gente corría de un lado a otro y ya no por la lluvia, en tan solo 5 minutos tendría a al menos 2 patrullas de policía bien armadas y seguramente dispuestas a disparar, mi vida no sería desperdiciada con balas, pues tenía otro objetivo, y no era vivir, sino morir, morir saltando por el mirador al oscuro vacio decidido a desaparecer en las gélida aguas con las espadas templarías, gire rápidamente y las piernas de Charin se despegaron del suelo esquivando la hoja de mi espada, el no dudo y lanzo a matar, pero con agilidad me moví y su espada desvié certeramente de su objetivo, que era mi pecho, me moví a la derecha amagando y le corte en el costado, el callo de rodillas y cuando su vida se escapaba en mis manos a mi merced lance mi hoja sin pensarlo, para desramar la infesta sangre que ya poco distaba de ser la sangre templaría que su antepasado había tenido y había recorrido sus venas con la única intención de proteger a todos, pero cuando el filo de mi hoja estaba a tan solo 5 centímetros de mi objetivo fue detenida por otra, una negra como el carbón, y de empuñadura plateada, solo una persona podría llevar tal aberración, y él era Sir Alfred, el detuvo mi espada y me miro fijamente a los ojos, sus ojos azules siniestros contrastaban con su pelo azabache, eso me helo el alma y decidí hacer algo, pero ese hombre era un diestro luchador pero mis cuentas en mi prodigiosa cabeza no paraban, tenia 3 minutos madamas para matarle y desaparecer en las gélidas aguas, así que lance la espada hacia atrás dispuesto a matarle, me dejase Sir Alfred o no, pero cuando estuve a punto, la sangre de otro templario mancho el suelo, Sir Alfred había clavado su espada en mi pecho, notaba mi vida escapar, se arriesgaba a desaparecer, el debería hacerlo como yo, pero rápido fue, como al sacarlo corto frondosamente el hombro de Charin, dejando ambas vidas escapar, manchando el suelo, rápidamente tapono las heridas y limpio la sangre, 1 minuto, las sirenas se escuchaban a lo lejos y el nos arrastro lentamente lanzándose con nosotros a las gélidas aguas, a medida que voy cayendo y voy hundiéndome en las gélidas aguas recordé una frase que alguien me dijo, "Si mueres por causa justa salvando a algo, no morirás, sino vivirás eternamente", y Sir Alfred lo consiguió, deteniendo a un asesino y a un ser que a desvelado cosas inconfesables, y hoy en día, y mañana, y dentro de 1000 años los templarios le recordaran, algún día se unificaran de nuevo, pero hasta que eso llegue mi vida se escapa mientras me sumerjo.

Samuel manos de soplete


Todo comenzó una fría noche de invierno, el 9 de diciembre para ser exactos, su nombre era Tomas Hodrow, hijo de John Hodrow y Jennifer Stulinski, vivían en un pueblecito pintoresco en una gran mansión tétrica en una colina elevada, de donde se veía todo el pueblo, un día caluroso de agosto como suele pasar al llegar a la vejez, John y Jennifer Hodrow fallecieron lógicamente, para ser exactos a la edad de 89 años un caluroso 7 de agosto. De cuando entonces, lógicamente Tomas ya había vivido de esos 89 años de sus padres unos 40 veranos, y su gran obsesión no era ni mucho menos las mujeres, no señor, el tenia otros intereses más inmediatos, y no amigos, no nos referimos a hombres, pues el si algo no era es precisamente eso, sociable, sino a que me iba a referir, paso sus 40 años en aquella mansión si mas relación que un árbol que llegaba desde lo más bajo hasta su habitación. Hasta que un día de otoño, digamos que un raro 6 de octubre para ser más exactos su padre decidió talarlo, el sonriente señor Smith se ofreció a ayudarle, aun que no comprendió por que su padre amaneció con un ojo morado esa misma mañana ni por qué su madre lloraba, aun que debía de ser porque jamás vio a seres más ineptos en la vida, como pudieron recibir dinero por cortar un árbol que le pertenecía a él, Tomas Hodrow, el árbol de la ventana, para convertirlo en el árbol del camino, y lo más sorprendente, es que esos ineptos trabajadores tiraron el poste del teléfono, seria por eso que su madre habría salido tan apresuradamente calculo él de la ducha, pues salió con todas las ropas mal puestas, y doy prueba fehaciente de que siquiera se había molestado en colocarse bien la ropa interior, y eso si, mi padre seguramente se golpearía también al dejar de leer el periódico por ojo rojo y la camisa de sangre procedente de la boca, pero volviendo al comienzo de todo, ya el joven Hodrow se convirtió y paso a ser por consiguiente el señor Hodrow, que antes pertenecía ese título exclusivamente a su señor padre, el que tal patoso fue al chocar al dejar de leer el periódico, ese mismo si.
Pues fue entonces ya 20 años de tan trágicas muertes que el nuevo señor Hodrow o como se le conoce ahora, el ermitaño de la colina, nos referimos a Tomas y no a John, es decir a su hijo, Hodrow jr. Y no a John Hodrow, por su extraña afición a vivir aislado y fabricando artilugios, pero cansado de estar solo cierto día se le ocurrió crear un hombre, alguien que cuidara de esto tras su muerte, y tal descabellada idea se le ocurrió mirando a una maquina que en lugar de manos tenia asombrosamente algo inverosímil, en efecto, la maquina en lugar de manos tenía dos largos tubos que expulsaban fuego, Tomas le puso nombre a esta formidable criatura, Samuele, Samuele manos de soplete dijo él, y comenzó a construirlo e instruirlo como si de un padre se tratase, primero comenzó montando el interior y la cabeza, el ya anciano Tomas le leía constantemente-“cuando está en casa de un invitado y este le ofrece una taza de té es adecuado aceptarla, ¿pero es adecuado aceptar una segunda taza de té? Pues no, la segunda hay que rechazarla…”-pero cuando parecía todo ya demasiado aburrido el anciano ingeniero sale por otra-“¿por qué no leer mejor algo de poesía?”-decía el anciano recitando alguna de las innumerables obras maestras que no sería preciso relatar en este escrito, pues nadie relataría un verso mejor que su propio autor de puño y mano ¿no cree?, a la gracia y peculiar lectura del verso tan gracioso el anciano rio, pero el aprendiza do alumno inanimado apenas, aun sin piernas sonrió levemente, y el anciano constructor dijo-“no tengas miedo amiguito, ríe, es gracioso” –y este sonrió con más ampliamente, formando un cálida curva en su blanco y pálido rostros, paso el tiempo y su cuerpo ya tenía piernas, pero un día el afán humano de aquel ser le incito a salir, al caminar por las calles del pueblo la gente le observo y le insulto, pero poco le importo, pues en medio de toda esa gente había una preciosa flor, en la que Samuele reparo, y fijamente miro, la joven al principio se asusto y su valeroso acompañante le opalizó, su creador lo recogió y lo subió de nuevo explicándole que dentro de poco podría ser fantástico con sus manos de verdad, humanamente normal, pero la tentación no pudo frenar a la joven, que subió a ver la mansión, cuando entro en el jardín vio innumerables esculturas de cristal y de metal fundido, en el centro de la entrada una enorme mano de cristal blanco, que con la luz solar producía rayos para todos lados de diversos colores.
Aquella misma noche el anciano constructor le hizo llamar, y a ese mismo instan le enseño un regalo, al sacar aquellas manos tan perfectas las acaricio con la punta incandescente de sus tubos lanzallamas, poco tardaron en derretirse y Samuele se asusto, el anciano constructor le dijo que no pasaba nada, ya se le ocurriría algo, pero aquella noche de invierno jamás despertó, sus ojos se cerraron para siempre y su alma descanso en su cama muy lejos de aquella mansión, su corazón se había parado, a sus 90 años ya, el mismo día de su cumpleaños, exactamente hacia 90 años, 0 horas, 0 minutos y 0 segundos su corazón se detuvo tan pronto como comenzó a funcionar dejando a aquel ser sin terminar, casi tres meses pasaron y Samuele siguió aislado, solo y sin amigos, pero aquella noche, como muchas otras Rosalie LeGaun hija de la familia LeGaun, que salía con el nieto del ya fallecido señor Smith entro en la oscura mansión, subió las escaleras en forma de caracol, y llego al tejado, allí había un maniquí tembloroso y asustado, escondido y desamparado, la joven de mejillas sonrosadas y pelo dorado hablo con armoniosa voz-“hola… me llamo Rosalie… Rosalie LeGaun… ¿Cómo te llamas?”- el salió a la luz de la luna y lanzo unas llamaradas encendiendo unas antorchas, ella se asusto y dijo-“lamento a ver molestado, ya me voy”-y cuando a punto estuvo de irse el hablo al fin-“no… no te vayas por favor”- dijo suavemente y ella se acerco, acaricio la mejilla de aquella extraña criatura que había amado desde el primer momento en que le vio, un amor extraño, imposible e irrefrenable, ella se percato de sus quemaduras-“¿qué te ha pasado?”-pregunto suavemente ella bajando su mano hasta su duro y cuerudo pecho, y apoyo su cabeza en su pecho de cuero y metal y susurro-“creo que me volví loca”-dijo ella cerrando sus ojos feliz en aquella criatura, pero nada dura eternamente, y cuando creemos que todo es algo solido y maravilloso se esfuma en nubes de algodón de azúcar como si de un sueño se tratara, pero esto no era un sueño, pues no había príncipe, sino bestia y no había bestia sino príncipe, pues la princesa se había enamorado cual mal embrujo al dragón poderoso que por sus manos escupe fuego, y aquel valeroso príncipe, Jake Smith subió la colina a zancadas siguiéndola y subió más a prisa las escaleras, aparto a Rosalie bruscamente lanzándola contra un montón de paja y miro a aquel extraño ser poniéndose un dedo en su sonriente boca mostrando sus dientes perfectos y hablo suavemente-“shh Samuele, no digas nada y te dejare mirar”-cosa que samuele no comprendió, y Rosalie mientras se agitaba y gritaba sin que Samuele entendiese nada Jake rajo el vestido de ella dejando su pálida piel al descubierto y mientras forcejeaba con la ropa interior de la joven unas palabras salieron de sus suaves labios-“Samuele, ayúdame por favor”-y sin pensarlo Samuele apunto a la espalda de aquel joven deseoso de sexo como antaño hizo su abuelo con la madre de su creador. Las llamas impactaron en la espalda del joven y este se retorció de dolor gritando y retorciéndose, entonces saco una pistola y apunto aun envuelto en llamas a Samuele, pero Rosalie se levanto y cogiendo un palo le dio en la mano, fue malo el azar que tras soltar la pistola unas pequeñas ascuas cayeran sobre la paja, la mansión comenzó a arder mientras Rosalie tiraba de Samuele, pero el dijo firmemente por tercera vez-“no me marchare, adiós Rosalie, adiós”-ella le beso y declaro-“te quiero, Samuele manos de fuego”-y se abrazo a él sin que nadie pudiera hacer nada por soltarla, mientras el joven Smith se estampaba ardiendo contra el suelo cual caca de paloma en un día de verano en el desierto, y mientras el techo se venia a bajo y el joven Samuele protegía de los tablones a su amada, las llamas les consumieron a ambos, dejando la maldición, derritiendo el cristal y salvando las almas tras con el linaje Smith acabar, y fue entonces cuando la humareda y las llamas alertaron a las gentes que apenados contemplaban como aquel ser imperfecto nació querido, vivió solo y murió acompañado, como cualquier persona normal, a pesar de tener dos manos que escupían fuego, cual dragón asustado el solo quería ser amado, y por fortunios del azar el príncipe salió malvado, y en un intento desesperado de arruinar tan magnífica historia de amor, una noche de invierno, ambos amantes perecieron juntos y amándose, y ya nada podrá separar las llamas del amor, pues cuentan que la casa entre las llamas se vio el rostro del anciano en ellas sonriente cual mono al ver a su creación viva en muerte y al fin inmortal en la quemada mansión que con amor le había creado.