lunes, 29 de noviembre de 2010

Un dia en Invierno



La nieve caía sobre la gran ciudad, aun nadie lo sabia pero aquellos pequeños e insignificantes copos escribían en el suelo una historia jamás escuchada, de otro tiempo, muy lejos de aquí, en un tiempo donde los caballeros se batían en duelo, donde la honradez y el honor se discutían a golpe de espada, un joven de tan solo 15 años miraba por su ventana, la cual daba a un pequeño patio, hay los caballeros entrenaban en monturas artificiales, desenfundaban sus espadas gloriosas y envestían al heno como al más ferviente enemigo, sin darle tregua, las risas, la lucha, el golpe de espadas, el salto de chispas, la sana rivalidad en definitiva se mezclaba con un sentimiento de heroicidad y romance, aquel invierno comenzaría su instrucción, pero más que por la batalla, el lo deseaba por una pequeña obsesión, de tan solo 1 año menor que él. Había leído que los caballeros eran gente honrosa, y fuerte, él deseaba ser así, defender a su reina, pero en cierto modo le deprimía saber que no podría, pues los había mejores, mas fuertes y aguerridos, y de mejor posición social, el al fin y al cabo solo era un campesino, soñaba con ser rey con pedir su mano, pero eran solo sueños, aquel invierno comenzó a instruirse, la armadura le quedaba grande, la malla ridícula y su espada se mello al poco del mal trato que le sometía por mucho entrenar, un día la nieve comenzó a caer, la noche se cernía sobre el pero no le importaba, el frio era lo de menos, tenía un objetivo, y no desfallecería, lucho y así paso un ciclo entero, un nuevo invierno, la nieve caía copiosa de nuevo, y desde la ventana una joven miraba al jovencísimo caballero, que blandía su espada, en tan solo un año había aprendido a luchar y a combatir como un héroe de libro, a pesar de que no encontraba alivio para su desasosiego, sus dudas se hacían más fuertes, un día la vio, caminaba del brazo de un joven, era compañero suyo, y lo dio todo por perdido, entreno mas con más fuerza, venerando cada sablazo por ella, cada golpe que encajaba y cada pelele de heno que acuchillaba le hacía ser más fuerte, pero la rabia contenida le hacía desgarrar en sueños su alma, un día una sombra se presento ante él y le dijo con voz profunda – Killian, dame tu alma, y te are el más poderoso caballero, te inundare de riquezas y te daré un reino, luego robare el corazón de la chica que amas y te lo daré, ella será tuya para siempre, para placer- Killian miro a la sombra tentado, tanto tiempo, tanto desgarro habían sido escuchados, aquella sombra le ofrecía fácilmente lo que había deseado, a su princesa, a su reina, a su diosa… de que importaba su alma si no podía tenerla en vida… aquella presencia le miro y hablo de nuevo –Te daré 3 días, a los 3 días volveré y te reclamare el trato, si decides no darme tu alma y no tenerla, te arrepentirás créeme – y desapareció de la nada.
Al día siguiente Killian corrió al mercado, su traje de hojalata chascaba por todo el camino, pero era urgente, hay la vio y preparo una estrategia, quería conocerla, hablar con ella, y así lo hizo, se acerco a la hija del instructor y la sonrió, ella la reconoció al instante, y pasaron toda la mañana hablando, él la acompaño a casa, era tal como esperaba un ángel, su piel pálida parecía nieve suave depositada con cuidado sobre una plancha tersa, su pelo rojizo como el cobre ondulado era como el fino hilo suave de la bandera de su nación, sus modales eran correctos, y su voz… salía de entre sus suaves labios de tal forma que llegaba amortiguada a tus oídos dando una inspiración a su corazón, pero en ese mismo instante se dio cuenta… ella no era para él, ni en un millón de años, solo cavia una posibilidad, su alma, en definitiva, ¿que más le importaba condenarse, arder entre las llamas si no era amado por ella? Al día siguiente el volvió al mercado tras el entrenamiento y la ayudo a hacer la compra, hablaron de las cosas, de los problemas mundanos, cada día que pasaba se enamoraba mas, deseaba mas estar con ella, pero el sabía que no era para él, camino con calma y cada día deseaba que acabase tras verla para empezar un nuevo al lado, volvió al mercado, y como cada tarde tras el entrenamiento la acompaño, pero esta vez no fueron a su casa, sino a otra un poco más alejada, un joven apuesto de mentón marcado salió y esta corrió a abrazarlo, a pesar del tumulto se pudo escuchar como un cristal se partía en algún sitio, el tomo aire y aliento y apretó sus mandíbulas, no podía mostrarse débil ya savia que era pasar tiempo al lado de ella y miro a la feliz pareja, se despidió y volvió caminando, cuando vio que se había alejado corrió hasta el rio seco, y se dice que sus lagrimas volvieron a encauzar aquella noche las aguas, pues la lluvia que caía solo reflejaba el dolor que tenía en su interior, y que no podía sentirse más desdichado, había sufrido tanto que un ángel le había arrebatado todo… esa misma noche la sombra volvió y se sentó al lado de el joven Killian, su mano huesuda y cálida acaricio la nuca del joven, con una voz profunda dijo – Killian… así funciona los sentimientos mortales, dios juega con nosotros, ¿No eres más digno tu de ella? Dame tu alma y podrás deleitarte, dame tu alma y ven con migo y ella será tuya… no te podrá negar y negara a todo que no seas tú – Killian le miro, el había comprendido que era el amor, y que era el dolor, tan junto y tan pegado que dolía como un raspón en una rodilla, mas aun si cabe, tomo aire y limpio sus lagrimas y con debilidad negó, ¿Pues quien era él para dar algo que ya no le pertenecía? Y aun mas ¿Quién era el para coger a quien ama y atraerla por la fuerza? Se negó en rotundo y la sombra se enfureció, se levanto y se señalo con aquel huesudo dedo gritando con una voz tan chirriante que hizo que los truenos divinos rompieran en protesta en el cielo - ¡PUES JAMAS VOLVERAS A SABER LO QUE ES SU AMOR, PUES ELLA JAMAS TE AMARA A TI! – y desapareció, Killian miro la luz encendida calles mas allá, era la casa del joven que visito aquella misma tarde, y comprendió que si de verdad amas hasta el punto de morir no as de temer a eso, pues dejar que quien amas sea feliz es la mayor muestra de amor que jamás puedas regalar, dar tu corazón sin esperar otro a cambio y darle tu alma a alguien sin esperar a que la cuide y decida darte la suya no es algo de desprecio.
La nieve volvió a caer aquella noche, al día siguiente las hadas habían regalado aquel manto blanco, los caballeros habían recibido una carta, el reino de Malkavia había decidido invadir, y se habían movilizado hacia días, el ataque arrasaría la capital, y todos fueron a formar, en el horizonte las banderas verdes con el águila imperial dorada buscaba el desaliento de los caballeros de aquel reino, pero uno no temía a morir, deseaba aquello como la más preciada cosa, y su espada nueva y afilada mataría enemigos por su princesa, a pesar de que su sangre sea derramada, no podía dejar que entraran.
Las fechas surcaron el cielo, y mataron a la primera ofensiva, e hirieron a los mas diestros, el estaba colocado justo al lado del amor de su amada, deseaba que este muriese en la contienda, que así al fin el poder tener una oportunidad, y así paso, la lucha comenzó a cobrarse víctimas, pero Killian luchaba intensamente, casi suicida, corría, rozaba las picas y acuchillaba como el más loco de los asesinos, cuando acabo con su enemigo miro a su compañero de regimiento, se enfrentaba a un caballero diestro, ágil y fornido, el lo tenía casi, lo había desarmado y reía regocijándose, la espada de aquel caballero retrocedió, dispuesta a ensartar al joven enamorado, y sin pensárselo dos veces Killian corrió y se interpuso, el sable frio atravesó las carnes y la sangre de Killian salpico al caballero desarmado y agotado, Killian abrió los ojos mucho y escupió sangre, noto como su corazón latía lentamente, el filo de la espada ensangrentada era frio, y el caballero de Malkavia le miro extrañado, que clase de locos moraban en ese reino que dispuestos estaban a dar su vida por un pobre enamorado, un compañero de regimiento, pero triunfador en esa batalla… el caballero se dispuso a arrojar a un lado el cuerpo casi inerte del joven Killian, pero mientras la espada rasgaba las tripas del joven guerrero el clavo en el pecho de hojalata su espada mellada, tan profundo que el caballero enemigo entendió que se sentía al romperse su corazón, morir en vida, y lentamente Killian se sumergió en los mares oscuros, sus ojos quedaron sin vida, parecía que un ángel le había ayudado a llevar a cabo su despedida final, su regalo a la pareja, y mientras el frio se apoderaba de el moribundo, escuchaba como los Malkavianos huían y como las cálidas manos de el joven le sostenían, el joven le miraba asombrado, y una lagrima recorrió la mejilla de Killian, de sus labios salió un débil pero claro “Cuídala” antes de que su vida se exhalara desapareciendo, nadie sabe qué fue de él, unos creen que fue al cielo, otros que al final vendió su alma porque ella fuese feliz y cumplió la pena en el infierno y otros simplemente creen que es un cuento, pero un día de invierno mirad por la ventana a la nieve caer y pensar si en realidad estaríais dispuestos a eso, o simplemente, si hay alguien que ame tanto que no le importe morir, pues vivir en un mundo donde la persona que ama no es feliz ¿Qué mundo es ese para él? Killian dio su vida por verla feliz, era un simple guerrero. Cada uno decide como vivir su vida, hazlo de la forma en que al morir te sientas bien por tus actos cometidos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Sueños de Libertad



Hace mucho tiempo, cuando los edificios rascaban los cielos, cuando el mundo se había convertido en una forma de permanencia y no de vida, donde se sobrevivía y la vida se conseguía y no se obtenía, donde el tiempo golpeaba cada latido como un mazo, y los cocodrilos tenían también derecho a llorar por motivos, el mundo era esclavo de su propio dolor y angustia, eran prisioneros en celdas abiertas, los lideres aborregaron a sus naciones, les hicieron creerse libres para ser esclavizados, les hicieron lamer la miel de la democracia, para demostrarles la dictadura del voto, y niños no me malinterpretéis no quiero decir con esto que votar no sea necesario, ni mucho menos, solo que cada cual es esclavo de sus palabras y dueño de su destino, pero el mundo no es de uno solo, y cada acción tiene una consecuencia y cada movimiento de ala que hace una mariposa en Japón desencadena una tempestad en New York, cada lagrima de una dulce princesa es una tempestuosa tormenta, sucede pues que en aquel reino, de enormes montañas habitadas, y carromatos potentes, existía un hombre, distinto y a la vez igual, creyente y a la vez ateo, temeroso de la ira de dios y a la vez desafiante de su religión, su nombre era Paulesku Karpov, era un antiguo héroe de guerra, había vivido la crisis de los misiles de cuba y la rebelión de las naciones mundiales, comunista acérrimo detestaba el comunismo actual, la ignorancia, los lideres falsos y el capitalismo, muchos se proclamaban de izquierdas, de derechas, niñatos estúpidos, ¿Cómo pueden proclamar como suya una bandera que no sienten? No pueden sentir una bandera que no han sangrado, que no han envuelto a su hermano muerto sacándolo de bajo de la nieve tiroteado por fuego fascista, Stalingrad, era el infierno, nuestro camarada Stalin nos mando hay, a luchar por la madre patria, los fascistas disparaban a los valientes, los camaradas a los cobardes desertores, recordé un libro que había leído, de un famoso novelista ingles en ese momento “Incluso en la oscuridad se veía luz, como la que siempre hay sobre la nieve; y parecía que las ráfagas de nieve y las candelas de niebla adoptaban forma de mujeres con largos vestidos flotantes” la nieve se arremolinaba y la luz de las metralletas de ambos sentidos brillaban, y fuertemente mataban a mis hermanos camaradas, el fuego fascista, como ángeles de entre la bruma de las explosiones salían llevándose las almas de mis hermanos, me arrodille, un joven agonizaba al lado de un viejo ciprés acribillado por las balas, su pechera entreabierta mostraba una tela roja, manchada de sangre roja, sangre rusa, sangre comunista. Mi mano temerosa acaricio su pechera y el aferro mi mano con fuerza, me miro con sus ojos azules, lo reconocí, su nombre era Iván Raznov, solía jugar con mi hermana pequeña hacia tiempo atrás, en mi aldea de los Urales. Saque con lentitud la roja bandera ensangrentada, era una bandera de la antigua unión soviética, una bandera roja con la oz y el martillo, y la estrella dorada, mis lagrimas cayeron por mis mejillas, si, los soldados, los rusos, los comunistas duros y fuertes, también lloramos, no espere ni un instante, recogí una rama del suelo y la ate la bandera, la agite con todas mis fuerzas y grite “LIBERTAD”… Mis desfallecidos camaradas, resignados a morir vieron su bandera, no luchaban por Stalin, y no luchaban por el comunismo, sino por su madre, por su padre, sus hermanos y hermanas, sus hijos, su esposa y novia, su vecino, su abuelo… en definitiva por la camaradería, por el compañerismo, por la igualdad de clases… eso es lo que era el comunismo, el común de todos en una sola idea, en una sola bala, como unos siameses, si cae uno caerán todos, y de repente sentí el enorme peso e la bandera en mis manos, me la atavié bien en mi espalda y mate fascistas, aquella noche cenamos alubias, y patatas cocidas, el frio era intenso, pero las fotos, los recuerdos y las historias nos calentaban… la camaradería… las lagrimas de todos enterrando en la nieve a nuestros camaradas caídos.

Ahora con mis 85 años espero mi fin en esta habitación, me apresaron por ser quien soy, por darles mi vida y por quien fui, durante la guerra fría me metieron en Vorkuta, una prisión para los enemigos del comunismo, que vergüenza, yo quien murió, quien perdió su vida por la bandera que aun venero y amo el comunismo, encerrado como enemigo, olvidado encerrado… hay todos somos hermanos, hay conocí a Mijaíl Raznova, era un gran hombre, recuerdo que lo conocí en Berlín, cuando la toma, tras eso no supe más de él, fue un verdadero héroe, pero Stalin no quería Héroes, sino ser el héroe, los soldados reciben las balas, los generales las medallas, y los lideres la gloria, recuerdo que cuando me sacaron de mi casa mi amada esposa me miro y lloro… me habían traicionado, necesitaban pagar, escape de Vorkuta y me escape a Estados Unidos, el capitalismo prometido era basura, nadie se preocupaba… en realidad… ya no estoy en Nueva York, pequeños, os cuento esto desde una celda en el norte de Moscú, mis días llegan a su fin. Cuando leas esto yo ya estaré muerto, me ejecutaran en 20 horas, hoy el 23 de Diciembre de 2000 mis viejos, cansados y desgastados huesos tomaran polvo.

Paulesku Karpov.